viernes, 19 de septiembre de 2008

"... le es insoportable. ¿por qué le es insoportable estar acá?
-mire, no es usted, no es la gente. tuve una caída. y me siento muy mal.
-usted está en perfectas condiciones físicas, hombre. está al día con las inspecciones.
-no, yo me caí de un acantilado. me empujaron. usted nunca supo. ahora no puedo hacer esto nunca más.
-¿de qué acantilado? ¿de qué está hablando?
-del que yo estaba construyendo. me empujaron. al fin y al cabo vengo hasta acá porque soy constructor. no se haga el que no sabe nada.
-no sé nada. cuentemé.
-pero no entiendo... bueno, nunca entendí. solo me interesaba construir. lo que sucede es que mi tarea, mi misión, mi vida estaba entregada a contruir un acantilado. entero, desde abajo, hasta la cumbre. con cada idea yo moví las placas tectónicas que se replegaban y se levantaban, repitiendo el proceso hasta formar cada arruga en el paisaje que está mirando. cada pliegue, cada vuelta, cada capa que se aplasta sobre la inferior, y debajo de la siguiente, todo lo hice yo. era mi orgullo.
-todavía no veo el problema. cómo terminó acá?
-yo no lo veía entonces. hasta que estuve encima de mi acantilado, en la cima de todo. yo creo que la idea era esa desde un comienzo. ya no dudo de eso, él lo planea todo.
-entonces...?
-entonces vi hacia abajo y no lo pude creer. estaba tan alto, y no lograba sentir que había logrado algo. me quise convencer de que era el cansancio, de que debía permanecer arriba. sin ver que el viento era demasiado fuerte, y que estaba demasiado alto, y no había construido ningún reparo. tal vez este es mi castigo por mi mala labor.
-está seguro usted de que no se tiró?
-no, no estoy seguro...
-ja! ...disculpe. siga.- anotaciones interminables, ruido de lápiz, cara de certezas, falsas.
-está bien, es su derecho. soy yo el que estoy acá.
-y entonces?
-entonces hubo esa fuerza, y yo estoy seguro de que él me empujó. durante la caida aún no comprendía. fue el impacto con el piso. eso aclaró todo. ya no quiero construir.
-una caida no es tropezón. perdón, de nuevo. siga. por qué no quiere construir más?
-no me interesan más las alturas.
-sí, después de todo nadie las valora. su trabajo está muy subestimado. fijesé que ahora ellos los llaman accidentes geográficos... no hay más prestigio.
-no es por eso, usted no entiende. no me quiero despegar más del piso. no quiero más cerros, ni acantilados, no me enorgullecen más. no quiero construir accidentes geográficos. esto no debería tener prestigio. son accidentes, ellos tienen razón. y la ironía me invade y pienso "claro que ELLOS tienen razón, es lo que tienen."
-y qué se supone que quiere hacer entonces, mi amigo?
-quiero sembrar.
-qué resuelto lo dice. pero pienselo. yo no puedo tomarlo en serio si me lo dice así desde el piso, mirando la cima de este acantilado, su último, con esa cara de... qué le pasa ahora?
-pienso en las salientes.
-le ayudaron en algo?
-no. estoy más que decidido. quiero sembrar. eso es lo único que podía ver desde la cima. campos sembrados. y arriba no había lugar ni para germinar un apliste, señor. las cimas son lugares reducidos, inhóspitos para la vida. inseguros, como las copias que ellos hacen.
-bueno, bueno. de cualquier manera habrá que buscar algo que usted pueda sembrar. y tirado ahí... parece tanto un constructor.
-pero quiero sembrar.
-todo indica que lo hará tan mal como construir.
-pero entonces estaré al nivel de suelo.
-bien, entonces creo que puedo marcharme. ya tengo toda la información.
-y qué pasa conmigo?
-nosotros nos contactaremos a la brevedad.
-y mientras tanto?
-y cómo habría yo de saberlo? yo me ocupo de mis cosas. y así lo he hecho en esta oportunidad. adiós."

1 comentario:

nonsense dijo...

soy tu fan. me gusta este texto sobre todo. saludos.

joaco.